Parte 43 - Algunas reflexiones acerca de la contratransferencia y transferencia en homeopatía



   Quisiera exponer brevemente algunas reflexiones acerca de un concepto que podría denominarse transferencia y contratransferencia homeopática, quizás interesante a investigar y profundizar en el futuro.
   Pocos días después de escribir algunas ideas al respecto, coincidencias llamémosle, revisando algunos papeles, encuentro una antigua carpeta que guardaba los apuntes de un particular grupo de estudio sobre homeopatía y psicoanálisis, formado por médicos integrantes del CIMP (Centro de estudios en medicina psicosomática) entre quienes se encontraban Zalman Bronfman, Jorge Marasco y mi padre, quien llevaba las actas escritas, en 1968, hace mas de cuarenta años.
   Les debo a todos una especial gratitud y sin duda este trabajo es en parte un modesto aporte y compromiso con lo recibido.
En estos viejos papeles se señalaba a la transferencia, la contratrasferencia y la identificación concordante como aspectos que pudieran asimilarse entre ambas concepciones terapéuticas, psicoanálisis y homeopatía. Por ello considero que estas ideas han estado presentes quizás de distinto modo, en muchos médicos.
   El psicoanálisis define la contratransferencia, como aquellas vivencias y sensaciones que se despiertan en el terapeuta respecto al paciente, de valor para comprender las energías que se mueven en el vínculo y que reflejan en cierta parte la patología del paciente.
   Se describe de este modo también, la contratranferencia somática, como las sensaciones corporales que experimenta el terapeuta en la sesión, que en alguna medida están en relación con el paciente.
   Es interesante considerar entonces a la vez, la traducción de estas vivencias a síntomas homeopáticos, donde posiblemente nos aporte algunas señales útiles desde el punto de vista terapéutico.
   El inicio que me llevó a toda esta reflexión, surgió a instancias de la observación del vídeo de una entrevista homeopática en un ateneo de la Escuela Paschero, donde, probablemente por razones de limitaciones técnicas, sólo se enfocaba al paciente, pero no al médico.
   Me parece interesante que pudiera incluirse lo mas cabalmente posible también al médico en el registro fílmico, de modo de captar las reacciones y actitudes que se despiertan en él.
   Hipotéticamente este particular vínculo reeditaría aspectos de una patogenesia, es decir aquí el médico sería el experimentador, quien capta la energía sutil del paciente, que en este caso, ocuparía el lugar de la substancia a experimentar, el remedio.
   El paciente de algún modo se transforma en un resonador del desequilibrio que posee, asimilable a la acción de un remedio homeopático, que puede se captado a su vez por un sujeto sensible, como el médico.
   Así, mas allá de toda la información que el paciente expresa al médico, existe una porción de información, que puede ser valiosa y no explicitada, que se traslada sutilmente a través de esa resonancia energética o campo que se establece con el médico.
   La hipótesis apunta a si es posible obtener información útil en la vivencia del médico respecto al paciente, o contratransferencia y su traducción a síntomas homeopáticos.
   Todo esto descansa a su vez en un aspecto que ha sido paradójicamente muy cuestionado, intentar desprender al médico de su subjetividad, aseptisando la entrevista, de modo que la información que se recibe, no se “contamine” con datos subjetivos, considerados carentes de valor.
Esto no debe confundirse con interferir tendenciosamente en la entrevista, eliminando el carácter particular que cada paciente le imprime.
   Se trata indudablemente de un camino paralelo, posible nueva fuente de síntomas, pero que tenemos que tomar con suma prudencia en el caso de que decidamos probarlo como un recurso de investigación a incorporar.
   Ciertas vivencias o pensamientos que surgen en el médico pueden corresponder como decíamos a aspectos no explicitados, pero presentes en la mente del paciente, eventualmente inconscientes o reprimidos.
   Es interesante citar aquí del parágrafo 84 del Organon: “el paciente detalla la historia de sus sufrimientos; los que le rodean refieren de que se ha quejado, cómo se ha portado y lo que han notado de él; el médico ve, oye y observa con sus otros sentidos lo que haya de alterado o extraordinario.
   La expresión que Hahnemann utiliza “con sus otros sentidos” es sugestiva de algo mas que lo obvio de los 5 sentidos habituales, parece aludir a una comprensión que apunta a lo profundo del entendimiento humano.
   Pongamos algunos ejemplos:
Durante la consulta de una paciente con diagnóstico de Trastorno obsesivo compulsivo percibo una atmósfera de control que me invade y comienzo a sentir una tensión en el estómago.
Busco la forma de preguntarle, qué me podría decir acerca de la ansiedad. Me contesta que el TOC es un trastorno ansioso. Si, le respondo, ¿pero tu sentís ansiedad? Me responde que sí, que se le localiza siempre en el estómago, confirmando mi percepción.
Sigo ahondando en lo que me despierta la paciente y siento rabia, aunque no habla en absoluto de ella.
   Le pregunto si la rabia representa algo para ella. Me responde que sí, que cuando está con rabia se le agravan los rituales. Entonces le insisto si la rabia no tendrá que ver con  el origen de sus rituales y me responde que, cuando comenzó con los síntomas hace muchos años, ella se sentía muy reprimida por la familia y la rabia estaba muy presente.
   Esta percepción indagadora acertada, que no surgía en la entrevista de la paciente explícitamente, sino a través de la vivencia contratransferencial, condujo a un aspecto central en el posible origen de su trastorno.
   Tomo entonces dentro de la repertorización, trastornos por cólera reprimida y ansiedad en el estómago.

   Un paciente que en su discurso se expresa formalmente correcto y atildado, pero sin embargo percibo una violencia y agresividad contenida, es un modo de captar desde la contratrasferencia, es decir desde lo que yo percibo del otro, aspectos que no se explicitan verbalmente, pero que logran ser percibidos “con nuestros otros sentidos”.

   Quizás en el futuro sea mas accesible reconocer la cualidad de las vibraciones y traducir objetivamente por ejemplo la frecuencia vibratoria de un remedio o de un individuo a un número, un color, un sonido, etc, ya que en definitiva son distintos campos de expresión de un fenómeno.
Existen indudablemente individuos con una especial capacidad o sensibilidad para percibir lo que le sucede a la persona que tienen delante.
   El inconveniente que puede reconocerse en incorporar lo subjetivo en esta tarea diagnóstica, consiste en que el cristal del médico también está sujeto a su propio desequilibrio y en consecuencia a una particular forma de percibir.
Igualmente cierto es que no todos ni en cualquier momento estamos en posibilidades de desarrollar este recurso.

   Nos ha quedado mencionar la transferencia.
En psicoanálisis la transferencia consiste en la percepción del tipo de vínculo que el paciente establece con el médico o terapeuta, que expone aspectos importantes de su condición patológica.
Estas características también pueden ser, desde la perspectiva aquí planteada, traducibles homeopáticamente y con cautela, incorporadas eventualmente a la comprensión y terapéutica del paciente.